miércoles, 11 de noviembre de 2009


Evaluación del aprendizaje:
Nuestro Sistema Educativo basa su eficacia, entre otros aspectos, en la evaluación.
La evaluación lejos de entenderse como una medición de los productos y realizaciones escolares, propia de otras épocas, constituye hoy uno de los pilares del mismo Sistema.
Una de las novedades del concepto de evaluación son los ámbitos donde obligatoriamente se debe realizar. Junto a la evaluación ya tradicional de los aprendizajes escolares, aparece hoy con fuerza y obligación legal la evaluación de la enseñanza.
El objetivo de la función de formación en una Organización es desarrollar los planes y llevar a cabo las acciones que permitan a los formandos adquirir, desarrollar, activar las competencias y/o eliminar aquellas que les puedan dificultar la consecución de los objetivos del puesto de trabajo.
Definimos el término competencia como el conjunto de comportamientos observables que facilitan el desarrollo eficaz de una determinada actividad laboral.

En una competencia se integran los siguientes elementos:

Saber: conjunto de conocimientos.

Saber hacer: conjunto de habilidades/destrezas.

Hacer: capacidad para poner en práctica el conjunto de comportamientos adecuados, en función de las demandas específicas de la situación.

Saber estar: capacidad de integrarse en un grupo, aceptando y cumpliendo sus normas.

Querer hacer: mostrar el interés y la motivación precisa para poner en juego el "saber", el "saber hacer", el "hacer" y el "saber estar".


Dos momentos para llevar a cabo la evaluación del aprendizaje de las acciones formativas:
1. Durante su desarrollo: En acciones formativas con una duración superior a las 15 ó 20 horas es conveniente hacer evaluaciones periódicas durante su desarrollo, por ejemplo, al terminar cada sesión, módulo o bloque temático, así como a su finalización.

2. A su finalización: En las acciones formativas con una duración muy corta y/o con un contenido muy concreto, la evaluación, generalmente, se realiza a su finalización. Asimismo, los responsables del departamento de formación y/o formador suelen revisar y hacer un seguimiento del desarrollo de las mismas.


El significado más aceptado en el presente se aproxima a las definiciones más globales y amplias que se encuentran en los diccionarios generales; la de apreciar, valorar, fijar el valor de una cosa, hecho o fenómeno. Este significado, que pudiera calificarse de ambiguo, no es casual ni responde a un desatino, ni a una expresión de superficialidad de los estudiosos, aun cuando a toda vista es insuficiente. Tiene la intención de abarcar la riqueza y complejidad de su contenido y de evitar simplificaciones abusivas que se han sucedido al pretender precisiones técnicamente "rigurosas", positivas; o, al reducir su objeto y funciones, como ocurre con la tan frecuente identificación de la evaluación con la calificación, entendida como el acto de otorgar una nota o, con una impronta cotidiana: la de aplicar exámenes.

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